«Deja de vender y empieza a ayudar». «Las piedras de los cimientos para un éxito equilibrado son la honestidad, el carácter, la integridad, la fe, el amor y la lealtad». Zig Ziglar.
INTEGRIDAD. Capacidad de obrar con rectitud y limpieza. Compromiso con la honestidad, la franqueza y la justicia. La clave de la integridad es hacer las cosas bien e intentar hacer las cosas correctas, ayudando a la realización propia y a la de los demás.
Los profesionales íntegros buscan el bien común de la organización en la que desarrollan su labor. La objetividad en un profesional es la obligación de ser veraz, de verdad, honesto, responsable y disciplinado. La mediocridad en un profesional es realizar su profesión sin compromiso bilateral con el cliente.
Nos hemos acostumbrado a que engañar no está mal, lo que está mal es que descubran el engaño. Las empresas están empezando a dar importancia a la integridad de las personas de su grupo y de ahí, la necesidad del código ético. El código ético o de conducta determina el comportamiento «normal» de los miembros de una organización en su relación con otros grupos de interés.
La gestión de un profesional íntegro tiene innegables efectos positivos en la gestión empresarial. La toma de decisiones apostando por la integridad integra el propio bien y el bien común. Un profesional íntegro tiene una visión global de la situación y su gestión se basa en la prudencia. Sabe lo que es correcto y apuesta por ello.
Ser uno mismo, sin fisuras, es ser coherente y actía en consecuencia. Es una gestión con alta de miras, tan de moda y tan poco aplicada. Esta visión amplia, a largo plazo, garantiza acciones realistas, es decir, acordes a cada situación concreta, para conseguir el bien común por encima de cualquier otro beneficio personal.
La integridad se refleja en el valor de la palabra, cumplir lo que se promete, y ésto lleva a una buena reputación. La buena reputación tiene el reconocimiento de los demás, fundado en la confianza, en la rectitud de sus intenciones, y avalado por una trayectoria de transparencia y de honestidad en sus acciones.
La buena reputación genera confianza y lealtad para llevar a buen término proyectos a largo plazo. Cuando sólo hay fachada se tiende a operar exclusivamente en el corto plazo, ya que los clientes ven prácticas que no son correctas y pierden la confianza. Es importante que la empresa cuide el resultado final, pero también, y con más dedicación, la forma en que logra sus objetivos.
A menudo se justifica la corrupción con que todo el mundo lo hace… En la empresa, la integridad es fundamental, ya que una empresa no vale por lo que dice, sino por su actividad del día a día. La reputación se consigue con una actuación coherente y la transparencia y la confianza en los negocios son causa y efecto de una conducta coherente.
Cuando una gestión es realizada por profesionales íntegros, la gestión de la empresa se desarrolla con integridad y los corruptos o poco íntegros no tienen cabida. Un profesional con integridad presenta un conjunto de valores que los demás quieren imitar, representa un ejemplo a seguir. Presenta una posición clara y la lealtad la consigue mediante el ejemplo, en hechos y en palabras. Un comportamiento consecuente gana credibilidad ante los demás. Actuar con integridad requiere autenticidad de carácter, sinceridad en nuestras acciones y opiniones y compromiso con unos valores.
Los profesionales íntegros presentan gran persistencia en el logro de sus metas. Son fieles a sí mismos y actúan con tenacidad y consistencia. Son auténticos, no sacrifican sus ideas por conveniencia. Tienen un carácter intachable con convicciones firmes y absoluta fidelidad.
Un profesional íntegro sabe controlarse a sí mismo sin importar donde se encuentre, se niega a tentaciones baratas, a ganancias deshonestas, al soborno y al engaño. Siempre se presenta tal cual es, apuesta por la verdad, aunque le cueste su posición.
Un profesional íntegro es un excelente trabajador, siempre busca ser sobresaliente. Un profesional cordial y diligente. Un profesional no celoso, ni grosero o pedante. Un profesional que cumple su palabra, honrado y libre de hipocresía.
Finalmente, un profesional que actúa con integridad:
- No sólo se centra en el resultado final, sino también la manera en que lo logra.
- Es honrado y franco.
- Basa su actuación en el respeto mutuo.
- Actúa siempre de forma correcta.