Mirlo Blanco: libre y comprometido

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El concepto de idoneidad es un concepto abstracto. Lo idóneo, lo perfecto, el “mirlo blanco” no existe, lo que prevalece es la habilidad de las personas de aproximar una situación dada al ideal, y así alcanzar los objetivos propuestos.

Encontrar al profesional idóneo, ese “mirlo blanco” depende de la habilidad en aproximar el perfil ideal a la realidad del mercado y conseguir que el profesional esté motivado con el proyecto, porque suponga un verdadero desarrollo profesional y porque esté involucrado al cien por cien en los retos que se presenten.

A veces la formación no da resultado porque no es el problema. En muchas ocasiones hay formación pero el problema es el remero, que hay que cambiarlo, incluso, en ocasiones, hay que cambiar la barca y hasta al capitán. Además, es más fácil cambiar una organización en un mal momento porque la zona de confort ha dejado de serlo y el equipo de profesionales va a apoyar ese cambio.

El elemento que propicia el cambio es el propio negocio, el entorno. Los directivos o gestores a pesar de la resistencia va a cambiar o está cambiando. Ahora, el liderazgo o gestión profesional es hacer triunfar a las personas que forman el equipo. La jerarquía, en el sentido tradicional, está pasada de moda. El estímulo de que surja desde abajo la visión de hacia dónde se quiere ir pero, sin olvidar que, al final quien determina la visión y quien tiene que trasmitirla es quien está más arriba, por lo que el liderazgo o gestión profesional es clave.

Las empresas quieren profesionales, mirlos blancos, que elige donde quiere ir y por qué y, normalmente, la motivación económica suele estar en última posición. La gente de valor, el verdadero profesional utiliza la visión estratégica de carrera, cuánto le acerca cada cambio al siguiente, a donde quiere estar en el futuro.

El compromiso es clave en la gestión profesional, pero su concepción ha cambiado: Antes una relación comprometida era una relación a largo plazo, ahora, es una relación intensa, que aporta valor.

Por eso las empresas tienen que cambiar los modelos de compromiso y de vínculo. El modelo tradicional retenía el talento, ahora se acepta que el talento es libre pero comprometido.

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