CEF: Cultura empresarial femenina

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Las mujeres están presentes en los distintos ámbitos de la sociedad y también en la empresa, donde se reconoce su capacidad de gestión. Está contrastado que un equilibrio de género y diversidad en los equipos de gestión conduce a resultados positivos en los negocios. Sin embargo, son muchos los estereotipos de género que hay que derribar, entre ellos y en todos los contextos sociales, está la conciliación laboral y familiar.

Las mujeres propietarias de empresas se concentran principalmente en las pequeñas y microempresas. Las mujeres consiguen su desarrollo profesional como administradoras y gestoras pero el «techo de cristal» sigue vigente, impidiendo que accedan a un estadio superior. Las empresas desaprovechan la contribución que las mujeres pueden tener en sus beneficios.

El equilibrio de género se considera cada vez más beneficioso para la actividad económica. Son numerosos los estudios que concluyen que los equipos de gestión con diversidad y equilibrio de representación de género tienen un efecto positivo desde el punto de vista financiero.

Diversos estudios señalan el nacimiento de una nueva cultura empresarial, a partir de la incorporación de las mujeres a la empresa. La empresa requiere de otro tipo de habilidades, menos competencia y más asertividad, menos jerarquía y más horizontalidad; habilidades tipificadas como femeninas. La novedad está en que ahora se considera como virtudes aquellos rasgos que antes se consideraban limitaciones (las emociones, los valores, empatía, colaboración,…) para asumir cargos directivos.

Algunos investigadores señalan que escuchar es quizás una característica típica del talento femenino para estimular la comunicación. Saber escuchar lleva a manejar expectativas y anticiparse a la satisfacción de las necesidades tanto de la empresa como de la gente.

La flexibilidad de las mujeres y la capacidad del trabajo en equipo aumentan el compromiso y la identificación con la empresa.

Estas características eran interpretadas como falta de ambición pero la nueva realidad del mercado se centra en lograr objetivos considerando la existencia de valores. Así, surge la “cultura empresarial femenina”.

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