Hace unos días, leía algo así como: «Hay muchas personas sin estudios que son verdaderos sabios e inteligentes, y gente con doctorados que son verdaderos ignorantes e incompetentes».
En un entorno cada vez más competitivo, ya no es suficiente tener un CV casi impecable, que resulte atractivo para las empresas. Ahora, lo que importa son otras habilidades, lo que buscan las empresas hoy en día es gente profesional, más allá de la experiencia que pueda tener. Es importante la proactividad, con muy buena actitud y disposición de aprender.
Un profesional “NO SE PREOCUPA, SE OCUPA”. Todo son oportunidades para su crecimiento profesional, aprende de todo y de todos. Ante cualquier situación, siempre actúa, buscando una solución. Son habilidades de un profesional:
1.- Toma de decisiones con responsabilidad. Es difícil encontrar a personas que sean capaces de tomar decisiones para llevar las riendas de un puesto o proyecto y que tengan un sentido de responsabilidad de sus propias decisiones.
2.- Colaboración. Es una cualidad muy valorada. No se trata de resolverlo todo uno mismo, sino de repartirse las responsabilidades y apoyarse unos a otros.
3.- Iniciativa. Una persona que siempre está esperando a que le digan lo que tiene que hacer no es interesante. Un profesional siempre está aprendiendo, ayuda y pide ayuda.
4.- Resolución. Una persona capaz de innovar, resolutiva, para que cuando surja un problema, pueda darle la vuelta y encontrar una solución.
5.- Confianza en sí mismo. Es importante tener confianza en uno mismo, sin llegar a ser arrogante. Tener la convicción de que puedes desarrollar las tareas que requiere el puesto.
6.- Comunicación. Esto tiene que ver con la capacidad de escuchar, de entender lo que se pide y seguir indicaciones; si surge alguna duda, sentir la confianza para corroborar la información. Una buena comunicación hace que el trabajo sea mejor.
7.- Honestidad. Demostrar ser una persona confiable con integridad y honestidad.
8.- Compromiso. Ser parte de un proyecto no es cumplir sólo con el trabajo para recibir un sueldo, sino comprometerse y cumplir.
9.- Mejora continua y disfrutar con los retos. La zona de confort es un lugar seguro, pero provoca estancamiento. Un profesional necesita retos porque tiene ganas de crecer profesionalmente.