Economía Social

Fragmento de: Hernández Nicolás, C.M. (2014). Género y gestión: tres ensayos. 2014.

https://digitum.um.es/xmlui/bitstream/10201/42146/1/Carmen%20M%C2%AA%20Hern%C3%A1ndez-Tesis.pdf

El mercado está reclamando un modelo de gestión empresarial que considere el impacto de sus actuaciones no sólo en su dimensión económica, sino también en la social y medioambiental. Una serie de iniciativas empresariales, cuyo principal exponente es el cooperativismo, nacen con el objetivo de resolver las nuevas necesidades sociales que han aparecido en los últimos decenios, y han originado la revitalización de la Economía Social. (Álvarez et al., 2000).

España ha sido el país pionero en contar con una legislación específica sobre Economía Social (Ley 5/2011, de 29 de marzo). En ella, se define a la Economía Social como el conjunto de actividades económicas y empresariales que, en el ámbito privado, llevan a cabo entidades que persiguen el interés general económico o social, o ambos. Estas entidades se rigen por unos principios orientadores entre los que cabe destacar la primacía de las personas y del fin social sobre el capital; la promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca la igualdad de oportunidades, la cohesión social…”.

Las cooperativas son sus representantes más genuinos. La actual Ley de Cooperativas 27/1999 define a las cooperativas como sociedades constituidas “por personas que se asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria…, con estructura y funcionamiento democrático, conforme a los principios formulados por la Alianza Cooperativa Internacional (International Cooperative Alliance, 2012)”. Todos los socios están unidos a la cooperativa por un contrato de sociedad (Alonso, 1984), por lo que son empresarios. La puesta en práctica de sus valores (autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad) se rige por los principios cooperativos. De estos principios afectan principalmente al gobierno corporativo los siguientes: El principio de adhesión voluntaria y no discriminación, por el que no hay discriminación social, política, religiosa, racial o de género. El principio de gestión democrática, por el que los socios participan en la fijación de políticas y la toma de decisiones, “un socio un voto” (Herrera y Sanchis, 1993). Y el principio de educación, formación e información. El problema de gestión que se presenta en las cooperativas por la compleja relación de estas organizaciones con sus miembros (Nilsson, 1996) puede estudiarse a través de la teoría de la agencia (Jensen y Meckling, 1976). Este es el enfoque que se emplea en este trabajo.

En España, en los últimos años, el número de cooperativas ha crecido a un ritmo rápido. Por sus principios rectores, algunos autores afirman que estas entidades son un instrumento eficaz dónde las mujeres pueden ascender dentro de la organización jerárquica (Mateos et al., 2009), con implicación directa en la gestión (Mateos et al., 2006; Mateos et al., 2009; Mateos et al., 2010), y donde pueden conseguir sus metas (García, 2010).

Una de las áreas que han sido ampliamente estudiadas en el ámbito empresarial es la presencia de mujeres en los Consejos de Administración. Terjesen et al. (2009) hicieron un estudio exhaustivo sobre este tema con una revisión de más de 400 publicaciones, 180 de ellos son artículos y libros académicos. Grosvold y Brammer (2011) clasificaron todas estos estudios en tres categorías o niveles de análisis: micro (en relación a los directores individuales), meso (relativos a empresas u organizaciones) y macro (relacionado con la industria dentro de la cual se encuentran las organizaciones). La mayoría de estos estudios está en los niveles micro y meso.

No sólo en el terreno académico la presencia de la mujer en el Consejo se ha convertido en un tema de actualidad, sino también en el terreno social. Por lo tanto, en los últimos años se ha producido una presión de la sociedad a fin de incluir a las mujeres en los Consejos de Administración. En consecuencia, el promedio del número de consejeras ha aumentado en Europa. Sin embargo, la representación femenina está todavía en un nivel bajo en comparación con los EE.UU. y existe una amplia variación entre países (Heidrick y Struggles, 2007).

El Consejo de Administración tiene cuatro funciones importantes: seguimiento y control de los gestores, proporcionar información y asesoría a los consejeros, supervisar el cumplimiento de leyes y reglamentos aplicables y vincular las corporaciones con el entorno (Mallin, 2004). La efectividad del Consejo de Administración depende de varios factores, entre ellos, la cualificación y experiencia de los miembros del Consejo, su posible implicación en múltiples cargos, su nivel de propiedad de acciones y el tipo de esquema de remuneraciones empleado (Campbell y Mínguez, 2008).

La evidencia sostiene que las consejeras pueden tener una influencia importante en el estilo de trabajo y los procesos del Consejo y, consecuentemente, en el rendimiento de la compañía (Kesner, 1988; Bilimoria y Piderit, 1994; Daily et al., 1999; Farrell y Hersch, 2005). De hecho, Huse et al., (2009) apuntan que el principal argumento para la promoción de las mujeres es que la diversidad es importante para la creación de valor en la empresa. Sin embargo, la evidencia del análisis de la relación entre la diversidad de género en el Consejo y el rendimiento de la empresa es reducida.

Carter et al., (2010) en una revisión de la teoría y la evidencia empírica previa, localizaron solamente siete estudios que, específicamente, analizaban la relación entre la diversidad de género en el Consejo y el rendimiento de la empresa (Shrader et al., 1997; Carter et al., 2003; Farell y Hersch, 2005; Smith et al., 2006; Rose, 2007; Campbell y Mínguez, 2008 y Adams y Ferreira, 2009). Ninguno de estos trabajos se centra en las cooperativas, como lo hace este estudio.

Las sociedades cooperativas constituyen una fuente fundamental de puestos de trabajo y generan espíritu colaborador en la Unión Europea (Chaves y Monzón, 2007) y, por ello, son vitales para promover la cooperación y el empleo. Además, los gobiernos de las cooperativas suelen ser menos estructurados y las actividades llevadas a cabo por sus miembros son variadas, por lo que cada uno de ellos puede tener mayor capacidad para la toma de decisiones. Por tanto, la influencia de la diversidad de género podría ser mayor en este tipo de organizaciones, lo que las hace interesantes para el estudio de la contribución de las mujeres en la administración. La principal contribución de este trabajo es el análisis del impacto de la diversidad de género en el Consejo Rector de las cooperativas en la rentabilidad y el riesgo de las mismas.

Los resultados ponen de manifiesto que las cooperativas con mayor representación femenina en su Consejo Rector (equivalente al Consejo de Administración en las sociedades capitalistas) tienden a unos niveles de rentabilidad superiores. Además, también se observa que un mayor porcentaje de mujeres en el Consejo Rector va asociado a un menor endeudamiento y un menor nivel de riesgo económico, por la mayor aversión al riesgo que puede presentar la mujer.

El mercado está reclamando un modelo de gestión empresarial que considere el impacto de sus actuaciones no sólo en su dimensión económica, sino también en la social y medioambiental. Una serie de iniciativas empresariales, cuyo principal exponente es el cooperativismo, nacen con el objetivo de resolver las nuevas necesidades sociales que han aparecido en los últimos decenios, y han originado la revitalización de la Economía Social. (Álvarez et al., 2000).

España ha sido el país pionero en contar con una legislación específica sobre Economía Social (Ley 5/2011, de 29 de marzo). En ella, se define a la Economía Social como el conjunto de actividades económicas y empresariales que, en el ámbito privado, llevan a cabo entidades que persiguen el interés general económico o social, o ambos. Estas entidades se rigen por unos principios orientadores entre los que cabe destacar la primacía de las personas y del fin social sobre el capital; la promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca la igualdad de oportunidades, la cohesión social…”.

Las cooperativas son sus representantes más genuinos. La actual Ley de Cooperativas 27/1999 define a las cooperativas como sociedades constituidas “por personas que se asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria…, con estructura y funcionamiento democrático, conforme a los principios formulados por la Alianza Cooperativa Internacional (International Cooperative Alliance, 2012)”. Todos los socios están unidos a la cooperativa por un contrato de sociedad (Alonso, 1984), por lo que son empresarios. La puesta en práctica de sus valores (autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad) se rige por los principios cooperativos. De estos principios afectan principalmente al gobierno corporativo los siguientes: El principio de adhesión voluntaria y no discriminación, por el que no hay discriminación social, política, religiosa, racial o de género. El principio de gestión democrática, por el que los socios participan en la fijación de políticas y la toma de decisiones, “un socio un voto” (Herrera y Sanchis, 1993). Y el principio de educación, formación e información. El problema de gestión que se presenta en las cooperativas por la compleja relación de estas organizaciones con sus miembros (Nilsson, 1996) puede estudiarse a través de la teoría de la agencia (Jensen y Meckling, 1976). Este es el enfoque que se emplea en este trabajo.

En España, en los últimos años, el número de cooperativas ha crecido a un ritmo rápido. Por sus principios rectores, algunos autores afirman que estas entidades son un instrumento eficaz dónde las mujeres pueden ascender dentro de la organización jerárquica (Mateos et al., 2009), con implicación directa en la gestión (Mateos et al., 2006; Mateos et al., 2009; Mateos et al., 2010), y donde pueden conseguir sus metas (García, 2010).

Una de las áreas que han sido ampliamente estudiadas en el ámbito empresarial es la presencia de mujeres en los Consejos de Administración. Terjesen et al. (2009) hicieron un estudio exhaustivo sobre este tema con una revisión de más de 400 publicaciones, 180 de ellos son artículos y libros académicos. Grosvold y Brammer (2011) clasificaron todas estos estudios en tres categorías o niveles de análisis: micro (en relación a los directores individuales), meso (relativos a empresas u organizaciones) y macro (relacionado con la industria dentro de la cual se encuentran las organizaciones). La mayoría de estos estudios está en los niveles micro y meso.

No sólo en el terreno académico la presencia de la mujer en el Consejo se ha convertido en un tema de actualidad, sino también en el terreno social. Por lo tanto, en los últimos años se ha producido una presión de la sociedad a fin de incluir a las mujeres en los Consejos de Administración. En consecuencia, el promedio del número de consejeras ha aumentado en Europa. Sin embargo, la representación femenina está todavía en un nivel bajo en comparación con los EE.UU. y existe una amplia variación entre países (Heidrick y Struggles, 2007).

El Consejo de Administración tiene cuatro funciones importantes: seguimiento y control de los gestores, proporcionar información y asesoría a los consejeros, supervisar el cumplimiento de leyes y reglamentos aplicables y vincular las corporaciones con el entorno (Mallin, 2004). La efectividad del Consejo de Administración depende de varios factores, entre ellos, la cualificación y experiencia de los miembros del Consejo, su posible implicación en múltiples cargos, su nivel de propiedad de acciones y el tipo de esquema de remuneraciones empleado (Campbell y Mínguez, 2008).

La evidencia sostiene que las consejeras pueden tener una influencia importante en el estilo de trabajo y los procesos del Consejo y, consecuentemente, en el rendimiento de la compañía (Kesner, 1988; Bilimoria y Piderit, 1994; Daily et al., 1999; Farrell y Hersch, 2005). De hecho, Huse et al., (2009) apuntan que el principal argumento para la promoción de las mujeres es que la diversidad es importante para la creación de valor en la empresa. Sin embargo, la evidencia del análisis de la relación entre la diversidad de género en el Consejo y el rendimiento de la empresa es reducida.

Carter et al., (2010) en una revisión de la teoría y la evidencia empírica previa, localizaron solamente siete estudios que, específicamente, analizaban la relación entre la diversidad de género en el Consejo y el rendimiento de la empresa (Shrader et al., 1997; Carter et al., 2003; Farell y Hersch, 2005; Smith et al., 2006; Rose, 2007; Campbell y Mínguez, 2008 y Adams y Ferreira, 2009). Ninguno de estos trabajos se centra en las cooperativas, como lo hace este estudio.

Las sociedades cooperativas constituyen una fuente fundamental de puestos de trabajo y generan espíritu colaborador en la Unión Europea (Chaves y Monzón, 2007) y, por ello, son vitales para promover la cooperación y el empleo. Además, los gobiernos de las cooperativas suelen ser menos estructurados y las actividades llevadas a cabo por sus miembros son variadas, por lo que cada uno de ellos puede tener mayor capacidad para la toma de decisiones. Por tanto, la influencia de la diversidad de género podría ser mayor en este tipo de organizaciones, lo que las hace interesantes para el estudio de la contribución de las mujeres en la administración. La principal contribución de este trabajo es el análisis del impacto de la diversidad de género en el Consejo Rector de las cooperativas en la rentabilidad y el riesgo de las mismas.

Los resultados ponen de manifiesto que las cooperativas con mayor representación femenina en su Consejo Rector (equivalente al Consejo de Administración en las sociedades capitalistas) tienden a unos niveles de rentabilidad superiores. Además, también se observa que un mayor porcentaje de mujeres en el Consejo Rector va asociado a un menor endeudamiento y un menor nivel de riesgo económico, por la mayor aversión al riesgo que puede presentar la mujer.

El mercado está reclamando un modelo de gestión empresarial que considere el impacto de sus actuaciones no sólo en su dimensión económica, sino también en la social y medioambiental. Una serie de iniciativas empresariales, cuyo principal exponente es el cooperativismo, nacen con el objetivo de resolver las nuevas necesidades sociales que han aparecido en los últimos decenios, y han originado la revitalización de la Economía Social. (Álvarez et al., 2000).

España ha sido el país pionero en contar con una legislación específica sobre Economía Social (Ley 5/2011, de 29 de marzo). En ella, se define a la Economía Social como el conjunto de actividades económicas y empresariales que, en el ámbito privado, llevan a cabo entidades que persiguen el interés general económico o social, o ambos. Estas entidades se rigen por unos principios orientadores entre los que cabe destacar la primacía de las personas y del fin social sobre el capital; la promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca la igualdad de oportunidades, la cohesión social…”.

Las cooperativas son sus representantes más genuinos. La actual Ley de Cooperativas 27/1999 define a las cooperativas como sociedades constituidas “por personas que se asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria…, con estructura y funcionamiento democrático, conforme a los principios formulados por la Alianza Cooperativa Internacional (International Cooperative Alliance, 2012)”. Todos los socios están unidos a la cooperativa por un contrato de sociedad (Alonso, 1984), por lo que son empresarios. La puesta en práctica de sus valores (autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad) se rige por los principios cooperativos. De estos principios afectan principalmente al gobierno corporativo los siguientes: El principio de adhesión voluntaria y no discriminación, por el que no hay discriminación social, política, religiosa, racial o de género. El principio de gestión democrática, por el que los socios participan en la fijación de políticas y la toma de decisiones, “un socio un voto” (Herrera y Sanchis, 1993). Y el principio de educación, formación e información. El problema de gestión que se presenta en las cooperativas por la compleja relación de estas organizaciones con sus miembros (Nilsson, 1996) puede estudiarse a través de la teoría de la agencia (Jensen y Meckling, 1976). Este es el enfoque que se emplea en este trabajo.

En España, en los últimos años, el número de cooperativas ha crecido a un ritmo rápido. Por sus principios rectores, algunos autores afirman que estas entidades son un instrumento eficaz dónde las mujeres pueden ascender dentro de la organización jerárquica (Mateos et al., 2009), con implicación directa en la gestión (Mateos et al., 2006; Mateos et al., 2009; Mateos et al., 2010), y donde pueden conseguir sus metas (García, 2010).

Una de las áreas que han sido ampliamente estudiadas en el ámbito empresarial es la presencia de mujeres en los Consejos de Administración. Terjesen et al. (2009) hicieron un estudio exhaustivo sobre este tema con una revisión de más de 400 publicaciones, 180 de ellos son artículos y libros académicos. Grosvold y Brammer (2011) clasificaron todas estos estudios en tres categorías o niveles de análisis: micro (en relación a los directores individuales), meso (relativos a empresas u organizaciones) y macro (relacionado con la industria dentro de la cual se encuentran las organizaciones). La mayoría de estos estudios está en los niveles micro y meso.

No sólo en el terreno académico la presencia de la mujer en el Consejo se ha convertido en un tema de actualidad, sino también en el terreno social. Por lo tanto, en los últimos años se ha producido una presión de la sociedad a fin de incluir a las mujeres en los Consejos de Administración. En consecuencia, el promedio del número de consejeras ha aumentado en Europa. Sin embargo, la representación femenina está todavía en un nivel bajo en comparación con los EE.UU. y existe una amplia variación entre países (Heidrick y Struggles, 2007).

El Consejo de Administración tiene cuatro funciones importantes: seguimiento y control de los gestores, proporcionar información y asesoría a los consejeros, supervisar el cumplimiento de leyes y reglamentos aplicables y vincular las corporaciones con el entorno (Mallin, 2004). La efectividad del Consejo de Administración depende de varios factores, entre ellos, la cualificación y experiencia de los miembros del Consejo, su posible implicación en múltiples cargos, su nivel de propiedad de acciones y el tipo de esquema de remuneraciones empleado (Campbell y Mínguez, 2008).

La evidencia sostiene que las consejeras pueden tener una influencia importante en el estilo de trabajo y los procesos del Consejo y, consecuentemente, en el rendimiento de la compañía (Kesner, 1988; Bilimoria y Piderit, 1994; Daily et al., 1999; Farrell y Hersch, 2005). De hecho, Huse et al., (2009) apuntan que el principal argumento para la promoción de las mujeres es que la diversidad es importante para la creación de valor en la empresa. Sin embargo, la evidencia del análisis de la relación entre la diversidad de género en el Consejo y el rendimiento de la empresa es reducida.

Carter et al., (2010) en una revisión de la teoría y la evidencia empírica previa, localizaron solamente siete estudios que, específicamente, analizaban la relación entre la diversidad de género en el Consejo y el rendimiento de la empresa (Shrader et al., 1997; Carter et al., 2003; Farell y Hersch, 2005; Smith et al., 2006; Rose, 2007; Campbell y Mínguez, 2008 y Adams y Ferreira, 2009). Ninguno de estos trabajos se centra en las cooperativas, como lo hace este estudio.

Las sociedades cooperativas constituyen una fuente fundamental de puestos de trabajo y generan espíritu colaborador en la Unión Europea (Chaves y Monzón, 2007) y, por ello, son vitales para promover la cooperación y el empleo. Además, los gobiernos de las cooperativas suelen ser menos estructurados y las actividades llevadas a cabo por sus miembros son variadas, por lo que cada uno de ellos puede tener mayor capacidad para la toma de decisiones. Por tanto, la influencia de la diversidad de género podría ser mayor en este tipo de organizaciones, lo que las hace interesantes para el estudio de la contribución de las mujeres en la administración. La principal contribución de este trabajo es el análisis del impacto de la diversidad de género en el Consejo Rector de las cooperativas en la rentabilidad y el riesgo de las mismas.

Los resultados ponen de manifiesto que las cooperativas con mayor representación femenina en su Consejo Rector (equivalente al Consejo de Administración en las sociedades capitalistas) tienden a unos niveles de rentabilidad superiores. Además, también se observa que un mayor porcentaje de mujeres en el Consejo Rector va asociado a un menor endeudamiento y un menor nivel de riesgo económico, por la mayor aversión al riesgo que puede presentar la mujer.

No existe el fracaso

 

Ambición y Humildad versus Avaricia

Desde pequeños se nos enseña que no debemos ser ambiciosos, que debemos ser humildes. Como si la humildad significara ausencia de abundancia, o simplemente pobreza. Estamos confundiendo la ambición con la avaricia.

La ambición no es el deseo ciego por alcanzar fines sin importar los medios. Una persona ambiciosa no pasará por encima de los demás para lograr sus objetivos, muchas veces sus deseos y sueños están orientados a beneficiar a otros.

Un buen ambicioso necesita de una gran causa que lo guíe con un deseo ardiente por lograrla. La ambición es el deseo por superarse y llegar mucho más lejos, impulsa a la mejora continua, es motivación y determinación para lograr objetivos y metas en la vida.

La ambición es el motor de los emprendedores, que se concentran en cumplir sus metas y con esfuerzo disfrutan los pequeños logros alcanzados en su camino hacia el objetivo planteado. Sólo los hombres y mujeres con sana ambición han progresado.

Lo importante es no confundir la ambición con la avaricia. La avaricia es un deseo desordenado de placeres y posesiones con afán excesivo de riquezas sin importar los medios con que se llegue a la riqueza. Opta por un atajo de forma fraudulenta, lleva a estar dispuesto a todo sin dejar nada a favor de otros.

Otra palabra a considerar es la humildad, que no es pobreza. Una persona rica y con éxito puede ser humilde, puede crear abundancia y beneficiar a otros.

No hay victoria sin esfuerzo ni éxito duradero sin merecimiento. La ambición bien concebida nos lleva hacia oportunidades que una vez aprovechadas nos sentiremos orgullosos de haberlas aprovechado.

 

Formación Continua, ¿a qué esperas?

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La gestión de la Formación Continua es beneficiosa tanto para los trabajadores como para las empresas. Son acciones formativas para que los trabajadores puedan mejorar su preparación en aquello que más necesiten.

Una gestión adecuada de la formación continua facilitará que las empresas puedan formar a sus trabajadores según sus necesidades y expectativas.

Además, las empresas pueden acudir a una entidad especializada en organizar y/o impartir formación. En estos casos, todos los trámites administrativos de las acciones formativas, las llevará cabo esta entidad.

Se han desarrollado importantes medidas en el marco del sistema de formación profesional para el empleo con los siguientes objetivos:

  • Fomentar la formación continua de los trabajadores desempleados y ocupados.
  • Contribuir a la mejora de la productividad y competitividad de las empresas.
  • Atender las necesidades de las empresas, proporcionando a los trabajadores las competencias y los conocimientos adecuados.
  • Potenciar el pleno empleo y de calidad.
  • Reconocer y acreditar las competencias profesionales adquiridas por los trabajadores.
  • Adecuar la oferta formativa a las necesidades del sistema productivo.

La formación programada para las empresas es una de las iniciativas de formación profesional para el empleo para la  adquisición, mejora y actualización permanente de las competencias y cualificaciones profesionales, favoreciendo la formación continua. Las empresas podrán organizar la formación de sus trabajadores y encomendar la organización de la formación a una entidad formativa externa.

Otras iniciativas de la formación profesional para empleo son la oferta formativa para trabajadores ocupados y trabajadores desempleados, permisos individuales de formación y la formación en alternancia con el empleo, como la acción formativa de los contratos para la formación y el aprendizaje.

Para la financiación de los costes derivados de la formación programada para las empresas y sus trabajadores, anualmente, desde el primer día del ejercicio presupuestario, las empresas dispondrán de un «crédito de formación», que harán efectivo mediante bonificaciones en las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social al finalizar las acciones formativas.

La formación continua bien gestionada, aporta grandes beneficios y ventajas tanto a empresas como a trabajadores:

♦La empresa se adapta mejor a los cambios del mercado y es más competitiva puesto que aumenta el valor de sus recursos humanos.

♦La formación motiva a los trabajadores, se sienten valorados y respaldados en un mayor crecimiento profesional y personal.

Los trabajadores adquieren más y nuevos conocimientos, destrezas y habilidades que podrán aprovechar dentro de la empresa, y en su vida personal en muchos casos.

Actualización del currículum.

Las empresas deben implicarse en la formación de sus trabajadores como inversión a corto plazo, sin oponerse a que estos realicen cursos de formación.

Los trabajadores deben entender la formación como una oportunidad de mejora para el desempeño.

Formacion Profesional para el Empleo

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La Formación Profesional para el Empleo es necesaria y beneficiosa, tanto para empresas como para trabajadores y trabajadoras, desempleados y ocupados. Además el derecho a la formación está reconocido en la Constitución y en el Estatuto de los Trabajadores, además de en diversas normas estatales; la última, la LEY 30/2015 que regula el sistema de Formación Profesional para el Empleo en el ámbito laboral.

Con la Formación Profesional para el Empleo se consigue la cualificación y recualificación de miles de personas, su inserción laboral, el mantenimiento del empleo o su promoción profesional. Amplía la capacidad de mejorar la competitividad de nuestras empresas.

La Formación Profesional para el Empleo es un derecho y tiene que garantizarse a los trabajadores y trabajadoras, capacitándolos para participar en la definición de un nuevo modelo productivo y dotando al sistema de una oferta de formación pública, accesible, suficiente y que asegure la calidad de las acciones formativas. Siempre teniendo como referente las necesidades actuales del mercado de trabajo.

Priorizar la formación certificable que mejore los niveles de cualificación de los trabajadores, ocupados y desempleados y la acreditación de competencias adquiridas a través de la experiencia laboral, es una imperiosa necesidad.

Profesor Universitario

profesor

La nueva figura del docente y del alumno universitario pasa por el aprovechamiento de las redes sociales para el desarrollo de un nuevo modo de enseñar y de aprender en la universidad.

El proceso de aprendizaje de los estudiantes trasciende el aula frente a los desafíos que plantea la sociedad del conocimiento, por lo que el aprendizaje y la enseñanza deberían orientarse en la producción del saber y menos en el consumo del mismo.

El docente debe desplegar una nueva cultura del aprendizaje.

  • Las personas necesitan información, pero más aún tienen que estar capacitadas para organizar y atribuir significado y sentido a dicha información.
  • En una sociedad en evolución constante, las personas necesitan aprender y formarse continuamente.
  • Las personas tienen que ser críticas, necesitan construir su propio juicio o punto de vista.

 

En esta realidad, el docente es un mediador o facilitador y, sus competencias tienen que basarse en el respeto de las condiciones de participación de los alumnos, la diversidad de necesidades, de intereses y de conocimientos previos y de la necesidad de implicación, participando y colaborando en la construcción del conocimiento.

De esta manera, las redes sociales pueden funcionar como un espacio grupal de encuentro, colaboración, aprendizaje e interacción entre alumnos y docentes universitarios.

El profesor universitario desarrolla nuevas formas de pensar, sentir y actuar, construye una nueva mentalidad. Se trata de un docente universitario guía, apoyo y compañero, ofreciendo la ayuda necesaria, acompañando en el camino del aprendizaje.

El profesor es un tutor virtual, que informa, orienta y ayuda a reflexionar sobre los recursos a desarrollar para avanzar en la carrera del aprendizaje.

Pero un aspecto importante a considerar, es que no basta con la comunicación e interacción virtual sino que es necesario el diálogo y la interacción física y personal para expresar y potenciar sentimientos, expresiones y actitudes que son tan importantes en las relaciones humanas.

Por ello, los espacios real-virtual tienen que estar combinados.

Profesionales en tiempo real

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La diversidad puede resultar difícil (diferentes costumbres, culturas, ideas, sexos, conocimientos, experiencias, orígenes, gustos, necesidades,…). Entonces, ¿por qué hacer el esfuerzo de conocer y comprender lo diferente, con el esfuerzo que conlleva?

Pues la realidad nos confirma que estar en grupos cuyos integrantes tienen diferentes culturas, costumbres, ideas, sexos, conocimientos, experiencias, orígenes, gustos, necesidades,…nos hace más creativos, comprensivos, tolerantes, respetuosos y, por lo tanto, más productivos y eficaces, pues somos más capaces de resolver problemas complejos.

Esto se debe a que la diversidad aporta diferente información, puntos de vista y formas diferentes de hacer lo mismo. No se da nada por hecho, hay distintas alternativas, todas válidas, para una misma situación. Consideran diferentes opciones, porque no hay una única manera de hacer las cosas, ni tampoco tiene que ser la mejor.

Así, la consideración de diferentes caminos para llegar a un fin desarrolla la habilidad de pensar y hacer las cosas de forma diferente y ayuda a encontrar nuevos procesos hasta dar con uno que mejore al actual. Consiguiendo con ello un enriquecimiento y mejora continua.

Muchas empresas ya tienen en cuenta este aspecto a la hora de formar grupos. La diversidad se ha demostrado que es una ventaja, una gran oportunidad. Es tiempo de dejar de pensar en lo diferente como algo a rechazar, ya que bien gestionada lleva a mejores resultados.

La diversidad implica la necesidad de desarrollar y contar con una alta polivalencia de perfiles.  Las empresas tendrán que atraer talento, contratar profesionales independientes para determinados proyectos, o externalizar ciertas funciones. Aquí está la importancia de la gestión de la diversidad. Equipos con integrantes heterogéneos: formación, cultura y conocimientos diferentes, pero que han de contribuir a objetivos y motivaciones similares. Es fundamental contar con liderazgo colaborativo y aceptación del fracaso. Y todo lo expuesto, lleva a la creación de entornos de trabajo colaborativos y generadores de valor. El éxito se mide por la capacidad de los profesionales de encontrar soluciones constantemente y adaptadas al mercado. Se trata de conectar conocimiento y redes de colaboración para tener acceso al tipo de talento o profesionalidad más idóneo en tiempo real: son las Bolsas Profesionales que ya están empezando a generar las empresas.  

Financiarización, productividad NO REAL

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La economista Rana Foroohar ha escrito el libro “Makers and Takers: The Rise of Finance and the Fall of American business” denuncia un mal que se consolida en la economía, y que se conoce como “financiarización” de la economía.

Hace referencia al crecimiento explosivo del sector financiero de algunas economías. Los bancos han pasado de ser simples gestores de ahorros y créditos a ser , de manera independiente, generadores de riquezas. En otras palabras, la financiarización de las economías es el proceso que abarca la transformación del sector financiero de un medio para fines productivos, a ser él en sí mismo, un fin productivo.

Cuando los bancos observan incentivos para apostar, en lugar de prestar con criterio de productividad y sostenibilidad, cuando resulta posible generar dinero a partir del dinero mismo, sin que medie ninguna actividad productiva, se privilegian actividades que solo pueden beneficiar a la élite que posee y administra estos dineros, y esta es la razón por la cual la financiarización de la economía profundiza la desigualdad entre aquellos que tienen mucho y aquellos que tienen poco. De igual forma, las riquezas que se derivan de la financiarización de la economía, promueven actividades y conductas que buscan maximizar ingresos y capital, a partir de la creación de intrincados instrumentos financieros, que mientras generan ganancias y comisiones, generan riesgo e insostenibilidad en sectores claves de la economía real.

Si el rol natural del sector financiero es servir de intermediario entre quienes tienen capital y aquellos que lo necesitan, ¿cómo puede el sector financiero crecer y generar mucho más riquezas que los sectores reales de la economía que son quienes realizan actividades productivas que generan empleos, ingresos y riquezas?